miércoles, 13 de mayo de 2009

1. El Cómic; de subcultura a noveno arte


Aún recuerdo aquella vez en que, estando en la librería de mis padres, entró un niño corriendo con la desesperación dibujada en su rostro. Traía entre las manos una gran cantidad de comics (“chistes” lo llamábamos en ese tiempo) que se los ofrecía en venta a mi mamá, para evitar que su padre, quien venía persiguiéndolo, los eche a la basura o tal vez los queme. Mi madre, no queriendo involucrarse en aquel pleito, se negó a comprarlos. El niño salió, entonces, corriendo; y no llegamos a saber cuál sería el final de la historia. Aunque lo más probable era que aquellos “chistes” no entrarían más a la casa del niño.
Eran otros tiempo; tiempos en que los “chistes” (comics) eran producto de la subcultura; así eran considerados. No todos los padres veían con buenos ojos que sus hijos, en vez de estudiar, se entretuvieran leyendo cosas que no aprovechaban en nada. Los profesores de los colegios y de las universidades, así consideraban al comic: un producto por debajo de la cultura.
Pero los tiempos cambian; hoy en día el cómic es reconocido como arte: el noveno arte. Y aunque hay todavía quienes siguen mirando al cómic con desdén y no están de acuerdo con el título adjudicado, los estudiosos de la Comunicación han descubierto en él varios elementos que, en justicia, reclaman un verdadero reconocimiento como arte narrativo. Tal convicción explica cómo en 1995, cuando se cumplían los 100 años del cómic, una universidad prestigiosa de la ciudad de Lima organizó una exposición de las historietas (comics) más importantes de nuestro país, además de una conferencia sobre el tema; aunándose así a la celebración mundial por el nacimiento de este noveno arte.
Así, pues, el cómic ha pasado de ser considerado un producto de la subcultura a ser un verdadero arte, el noveno arte, capaz de producir emociones estéticas y comunicar concepciones culturales.

Enrique